Cuidado de la piel
La piel merece el mejor cuidado que se pueda proporcionar. Para que una piel luzca bella es necesario que goce de buena salud. Como en el resto del organismo, la presencia de agua es una condición esencial para esa salud. La piel brinda una cubierta flexible para los músculos y huesos, ayuda a regular la temperatura corporal y protege al organismo de las infecciones. La piel contribuye también al atractivo personal, siempre y cuando se conserve saludable y reciba una atención regular. Algunas zonas de nuestro cuerpo son más llamativas, como el rostro, las manos, los brazos, las piernas,..
La limpieza diaria es el requisito indispensable para gozar de una piel sana, joven y libre de impurezas que limiten y entorpezcan su vitalidad y el funcionamiento normal de las glándulas sebáceas y sudoríparas y los poros. Las funciones fisiológicas de las glándulas sebáceas y sudoríparas deben desarrollarse eficazmente para mantener el normal estado de hidratación cutánea, lubricación, elasticidad y protección.
Para cuidar la piel y mantenerla firme y flexible hay dos pasos básicos a seguir de forma regular: limpieza e hidratación. En el caso de que se haya realizado una limpieza más profunda, como por ejemplo una limpieza facial, también se recomienda su tonificación.
La hidratación es el agua que aporta la sangre a la piel, junto con el oxígeno y los nutrientes, durante el pasaje desde los vasos hacia los tejidos. Es por este motivo que la cantidad de agua bebida como la dieta también es decisiva para una buena hidratación de la piel, recomendándose la ingesta de fruta y verduras.
Piel normal
La piel normal es aquella que presenta un aspecto sano y sin imperfecciones, su aspecto es totalmente mate y al tacto suave y lisa. Esta es la piel que normalmente suelen tener los niños, es una piel perfecta, y que a todos nos gustaría tener.
En la hidratación; es importante utilizar una crema hidratante para este tipo de pieles o de uso general. También se puede utilizar un tónico sin alcohol, para no dañar el ph de la piel.
Esta piel es más delicada y si la tocas al tacto es áspera y seca.
En la limpieza; debemos utilizar siempre productos no abrasivos e hidratantes.
Y en la hidratación; utilizaremos siempre productos específicos para este tipo de piel. Una hidratación adecuada es igualmente importante, recomendándose el uso de emulsión o cremas hidratante para este tipo de pieles.
Piel sensible
Esta presenta capilares dilatados, además esta piel puede ser de textura fina o queratinizada (gruesa) y se enrojece con facilidad. Los productos perfumados y los jabones pueden irritar este tipo de piel. Incluso productos especialmente diseñados para pieles sensibles les puede provocar irritaciones.
La única manera de encontrar los productos adecuados para ellas, es probándolos antes.
Se deben probar los productos en la cara interna del brazo, ya que una posible reacción no será tan fuerte en esta zona como en el rostro.
En la limpieza; utilizar siempre productos de higiene suaves, descongestivos y productos específicamente diseñados para pieles sensibles.
Piel mixta
En la limpieza; es imprescindible la higiene diaria, y utilizar productos dermo cosméticos adecuados para este tipo de piel.
En la hidratación; es importante igualmente utilizar una crema hidratante para este tipo de pieles o de uso general que haya sido probada y no produzca posible reacciones.
Estas pieles, aunque producen mucha grasa, pueden estar deshidratadas y les suelen afectar mucho los cambios climáticos o incluso el stress.
En la limpieza, es totalmente imprescindible la higiene diaria con productos libre de aceites. Esto mismo es aplicable en la hidratación, recomendándose la utilización de cremas libres de aceites.
Las agresiones de la piel
La piel es el órgano más extenso del organismo, y también el más visible. Por eso, es el que muestra el envejecimiento en forma más obvia y precoz.
A medida que las personas envejecen se preocupan porque su piel comienza a volverse seca, arrugada y pierde su color saludable natural. Es posible que participen muchos factores, incluyendo las enfermedades y el envejecimiento natural, pero dos de ellos son los más nocivos: la exposición al sol y el hábito de fumar.
No obstante otros factores que pueden acelerar el envejecimiento de la piel son:
- La contaminación.
- El estrés.
- La mala alimentación.
- Falta de sueño.
- Hidratación insuficiente.
Recomendaciones principales
- Identificación del tipo de piel.
- Limpieza diaria.
- Hidratación con cremas o emulsiones adecuadas.